miércoles, 4 de noviembre de 2015

Rol del alumno



    Podemos determinar que el alumno ha sido tratado a lo largo de la historia de maneras distintas. En la antigüedad el docente aunaba las funciones de enseñante y educador. Interpretaba el rol de “segundo padre” y el alumno, el de “hijo”. Se trataba de una relación de respeto hacia el profesor que era asumida por el discente sin mayores problemas ni discusiones. 



  • Que el contenido sea lo más significativo posible
  • Que haya una buena organización en el aula 
  • Que se tenga en cuenta los conocimientos previos  
  • Las motivaciones de los alumnos para que de esta forma sean los verdaderos protagonistas
  • Con el objetivo de que el proceso de E-A sea lo más eficaz posible.


    El discente en este caso, por tanto, actúa de forma prácticamente automática en base a la enseñanza que le es suministrada por el maestro. Desde esta perspectiva cumplía un papel primordial el orden y armonía del contexto, de forma que el clima sea el más organizado y afectivo.
    
    El papel del alumno va ganando en autonomía y libertad dentro del proceso educativo y, entonces, liberado de presiones y represiones, su labor va haciéndose cada vez más creativa. Asimismo y como consecuencia de este mayor grado de autonomía, el discente se hace más partícipe de su propia formación.
   
   Desde el cognitivismo, el docente se convierte en un mero gestor de la información, estimulando y dinamizando el aprendizaje, haciendo de este modo que la balanza de responsabilidad en el proceso se torne algo más hacia el extremo del alumno.
    Ausubel, junto con Brunner y Piaget forman un grupo de psicólogos cognitivistas y constructivistas que atribuyen especial importancia a lo que acontece dentro del sujeto. El discente es visto ahora como un ser activo y racional, construyendo su conocimiento y organiza sus propias estructuras mentales. La programación y metodología deben ser, por tanto, mucho menos rígidas que en concepciones anteriores, pasando de la mera exposición, a la interacción y conexión entre los contenidos, así como al aprendizaje por descubrimiento. Lo que se pretende es que los conocimientos apoyen futuros conocimientos, es decir, que ayuden al alumno a aprender por sí mismo.
    En la actualidad, se tiende a un modelo instruccional donde el profesor será un mediador contextual que desempeñará un papel interactivo. La labor del profesor no consiste ya en transmitir conocimientos, sino en descubrir los conocimientos previos, los estadios evolutivos de los alumnos, el contexto en el que se desenvuelve, etc.; para enfocar los bloques temáticos desde esa realidad. Ha de ser capaz de provocar el conflicto cognitivo que provoque en el alumno la necesidad de modificar sus esquemas mentales, proporcionando al alumno un nuevo material de información que le ayude a “reequilibrar” esos esquemas mentales.

    Se entiende al discente desde esta perspectiva como sujeto mentalmente activo que actúa sobre la información construyendo el conocimiento cultural a partir de su contexto más próximo y significativo. Esto hará que la enseñanza adquiera un enorme valor en cuanto al aumento de significatividad de los aprendizajes, ya que, casi nadie duda de que partiendo de situaciones cotidianas, la enseñanza y aprendizaje de los contenidos se hará mucho más eficaz y duradero (el contexto facilita que el proceso educacional tenga lugar en ambientes socioculturales, con la relevancia que pueda adquirir cada uno de ellos).

    En la época de la enseñanza más tradicional, daba la sensación de que no se le otorgaba relevancia a la “información” que el alumno podía disponer, digamos que la información era algo privilegiado sólo digno de profesores.

    Realmente los niños cuando nacen poseen un potencial educativo completo, la dificultad, y el trabajo del docente, está en crear un ambiente educativo apropiado para potenciar el desarrollo y las habilidades del alumno de manera óptima. La materia (alumno) siempre ha estado ahí, el problema era que no había un contexto adecuado para “explotar” el potencial de cada uno de ellos. Es por tanto,que el docente antes de “actuar” debe conocer cómo funcionan los factores que forman parte de los procesos cognitivos (atención, memoria y metacognición) y de los procesos motivacionales (motivación) y sobre el proceso de pensamiento de los discentes para saber aplicar las estrategias adecuadas en el proceso de enseñanzaCada vez más el docente tiene en cuenta la curva atencional, por medio de el grado de atención en la que el alumno de acuerdo a las características del medio llevara a cabo:


       El proceso educativo en la actualidad trata de ser más llamativo, con el objetivo de que el discente sienta curiosidad de ir más allá de un simple concepto partiendo de sus necesidades, incluso aparecen las nuevas tecnologías lo que hace que la información ya no sea únicamente privilegio del docente. Es una forma de que el alumno se acerque al aprendizaje por descubrimiento, puesto que invita a la investigación.

    En determinados centros educativos se están creando, cada vez más, una metodología basada en un aprendizaje colaborativo. Los alumnos aprenden a crear su propio conocimiento a través de la investigación, sustituyen los libros con su experiencias personales, las imágenes con la naturaleza y objetos (ya existe contacto con el entorno) y los razonamientos con ejercicios y hechos. Es una enseñanza donde se trabaja la observación, investigación, la recogida de información, la experimentación más que el estudio, se actúa más que aprende.

    Se potencia elementos básicos como la interacción, la contribución individual (discusión entre los alumnos), la coordinación grupal, etc. Se espera que participen activamente, que vivan el proceso y se apropien de él.

    Dicha metodología está muy relacionada con el método de Pestalozzi que se basa en la acción, porque el niño encuentra por si solo los diversos elementos del saber al igual que está muy relacionado con la Pedagogía de Froebel ya que considera al niño como un ser al que hay que despertar mediante estímulos para dar a lugar a una actividad creadora de conocimientos.
  
  Es otra forma de evaluar al alumno, no solamente desde un punto de vista académico sino personal, puesto que se le da mucha importancia a la “actitud”. Precisamente este tipo de metodología permite el desarrollo de habilidades sociales al exigir la aceptación de otra persona como cooperante en la labor común de construir conocimientos. Por tanto, se valora no solo los factores conceptuales y procedimentales sino además los actitudinales.
    

  • BACAICOA GANUZA, F. (1998). Conflicto cognitivo y aprendizaje. Universidad del País Vasco, Bilbao.
  • BARRÓN RUIZ, A. (1997). Aprendizaje por descubrimiento: análisis crítico y reconstrucción teórica. Amarú, Salamanca.
  • MONEREO FONT, C. (2002). Entramados: métodos de aprendizaje cooperativo y colaborativo. Edebé, Barcelona.

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